EL SABOR DE LA GUERRA. La gestión esquizofrénica de la lucha contra el hambre.
- Válerin Saurith López
- 17 mar 2022
- 8 Min. de lectura
En el libro Taste of War (2013) se analiza el papel que desempeñó la comida (y su carencia) en la Segunda Guerra Mundial. Siguiendo algunas de las reflexiones que plantea la historiadora Lizzie Collingham, al rastrear la interacción entre el control del acceso a los alimentos y las estrategias de guerra, se puede estimular el ingenio para hacer lecturas alternativas al Mapa de los puntos críticos del hambre presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), para el periodo de febrero a mayo de 2022.
En el último mes, las reflexiones provenientes de la academia, de la sociedad civil y de expertos que abogan por la soberanía alimentaria marcaron una tendencia: es una desfachatez que el actual gobierno le solicite a la FAO y al PMA que saque a Colombia de dicho mapa. Basados en las estadísticas oficiales nacionales (DANE, 2021; ANDI, 2019; ENSIN, 2015), estos sectores solicitan al presidente Iván Duque que no niegue la inseguridad alimentaria que sufren más del 54% de las familias, y que acepte que las medidas asistencialistas para paliar el problema (como la entrega de bonos en efectivo y de paquetes provenientes del agronegocio y las importaciones) no van a resolver las causas estructurales del hambre.
Hay algo que es evidente cuando uno observa el polémico mapa del hambre: la mayoría de los 20 puntos críticos son países que experimentan en sus territorios los estragos de la guerra, conflicto armado, invasiones y colonización en nombre del progreso, son países con millones de desplazados. Aunque explicar las razones de la guerra en cada uno de esos 20 puntos es una tarea más compleja, el mapa resalta lugares con gran diversidad étnica que aún resisten la arremetida homogeneizadora de la modernidad y del desarrollo (por ejemplo: Myanmar con más de 100 grupos étnicos y Colombia con 115 pueblos y naciones indígenas). Desde esta perspectiva, las conclusiones del informe Hunger Hotspot (2022) son contundentes: entre más guerra más hambre.

Fuente: PMA & FAO (2022). Hunger Hotspots, early warnings on acute food insecurity:
February to May 2022 Outlook. Rome. https://doi.org/10.4060/cb8376en
Para construir el mapa, las narrativas y las recomendaciones del informe, la FAO y el PMA triangularon datos, combinaron metodologías cuantitativas y cualitativas, entre ellas se destacan la inclusión de determinantes sociales como: factores climáticos, alza en los precios de los alimentos, inestabilidad política y económica, entre otros. Estas agencias de la ONU usaron indicadores para medir la inseguridad alimentaria diseñados por ellos mismos (Integral Food Secury Phase Classification IPC o Consolidated Approach to Reporting Indicators of Food Security CARI). IPC y CARI son métricas con ventajas y dificultades, pero sobre todo con un carácter político, son invenciones técnicas permeadas por relaciones de poder. Como toda herramienta científica estos indicadores no son puros e impolutos. En todo caso, con los datos que lograron recopilar en cada uno de los países en donde brindan apoyo humanitario y asistencias técnicas, emiten una “alerta” para prevenir crisis por escasez de alimentos.
Los autores aclaran los límites de sus metodologías, por ejemplo, hay países que podrían tener un lugar en el mapa, pero desafortunadamente no se incluyeron debido a que no reportan datos, este es el caso de Venezuela, Corea y alrededor de 13 países más. En Colombia se hicieron los análisis con las bases de datos de CARI y no se cuenta con información significativa del IPC. A pesar de estas ambigüedades metodológicas se hicieron predicciones al respecto. No se puede desconocer que detrás de la construcción de este informe hay un gran despliegue de buenas voluntades, recursos humanos y económicos, pero sobre todo una intencionalidad política. Quienes lo hicieron apostaron por varias cosas, una de ellas fue obtener financiación para afrontar las crisis diagnosticadas, así lo manifestó el representante de FAO/Colombia a los pocos días de haberse publicado el informe, en la rueda de prensa que convocó la vicepresidenta Martha Lucia Ramírez para solicitar que se retirara a Colombia del mapa.
No queda duda que la intencionalidad intrínseca de la FAO/PMA es la de atender el hambre, con acciones rápidas/urgentes como lo plasman en el resumen de las recomendaciones, o apelando a algunas soluciones estructurales descritas en las narrativas especificas por países. Al gobierno de Colombia le recomiendan que cumpla con los acuerdos de paz para abonar a las soluciones estructurales del problema, sin embargo, el presidente Iván Duque prefiere continuar con la implementación de las acciones rápidas/urgentes como proporcionar transferencias en efectivo y/o asistencia alimentaria. A las pocas semanas de haberse publicado el informe Hunger Hotspot (2022), el ICBF compró cosechas futuras por más de 1.1 billones de pesos, para garantizar hasta el 2027 la producción y distribución de Bienestarina: desde hace 45 años, se entregan cada año en promedio 18.000 toneladas en 1.117 municipios de todo el territorio nacional, desde La Guajira hasta Nariño y desde Chocó hasta Vichada (ICBF, 2022).

Fuente: https://twitter.com/ICBFColombia (12 de febrero de 2022)
Desde 1976 se produce la Bienestarina como política de Estado para combatir la malnutrición (otro de los tantos tecnicismos y métricas usadas para gestionar el hambre). La Bienestarina es la hija estrella de la revolución verde y de los paradigmas desarrollistas de la “nutrición adecuada” de la época. Hoy y a futuro el Estado seguirá produciendo la Bienestarina, cuyos principales ingredientes son commodities agrícolas: trigo, soya y maíz, cierta cantidad de leche en polvo con adición de vitaminas y minerales.
Entregar Bienestarina o paquetes de apoyo alimentario que contienen aceites (de palma, entre otros), arroz, azúcar, leguminosas, atunes en lata, pasta de trigo, etc. hacen parte de las recomendaciones y soluciones “rápidas/urgentes” emitidas e implementadas por varios actores involucrados en la gestión gubernamental del hambre: agencias de cooperación internacional, Estados, almacenes de cadena (donde se redimen bonos de asistencia alimentaria) y asociaciones de industriales (donde se pactan importaciones, exportaciones y compras futuras de commodities agrícolas). Todos estos actores producen cifras y datos para diagnosticar (y luego solucionar) el fenómeno del hambre. La Gran Alianza por la Nutrición es una de las estrategias del Plan de Desarrollo 2018 – 2022 para promover la seguridad alimentaria, esta fue creada hace tres años por la primera dama María Juliana Ruiz y está conformada por la Fundación Éxito, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), la FAO, el PMA, la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (ABACO), el ICBF, entre otros (ver: Presidencia de la República de Colombia, 2020).

¿Qué es lo que están recomendando todos estos actores y qué es lo que está entendiendo e implementando el gobierno? ¿de dónde provienen los millones de paquetes alimentarios entregados por el PMA para luchar contra el hambre a nivel global? ¿dónde se producen las materias primas para manufacturar la Bienestarina? ¿de qué territorios saldrán los alimentos/mercancías para calmar el hambre de más de 7,3 millones de colombianos? En el informe Hunger Hotspot (2022) se menciona que El HRP (Plan de Respuesta Humanitaria) de la FAO/PMA de 2021 solicitó 34,5 millones de dólares para las intervenciones nacionales de seguridad alimentaria. Para los 20 países incluidos en el mapa del hambre de este año, el HRP se estima en 4.400 millones de USD. Responder a estas preguntas nos puede dar pistas sobre las articulaciones entre guerras, desplazamientos y los entramados históricos no lineales de la lucha esquizofrénica contra del hambre.
La esquizofrenia es un trastorno por el cual las personas interpretan la realidad de manera “anormal” ¿cuál es la realidad local de la administración global del hambre? En la Amazonia colombiana, por ejemplo, para el 2020 la tala y quema de bosque creció en 149 % respecto al 2019. La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), que lleva su propio conteo y sobrevuela regularmente las áreas afectadas, registró al menos 938 incendios forestales, la cifra mensual de enero más alta desde 2012. Según datos de la FCDS y de Rainforest Investigation Network, la desforestación de la selva amazónica obedece principalmente a la instalación de ganado (para producción de carne y leche), a esto se le suma la construcción de vías y monocultivos. El reciente libro de Felipe Roa-Clavijo The Politics of Food Provisioning in Colombia (2021) explora las tensiones entre los movimientos agrarios y el Estado en torno a la política de aprovisionamiento de alimentos. Los atlas del agronegocio de la Fundación Heinrich Böll (2018) y de La Alianza Biodiversidad (2020) también ayudan a reflexionar sobre cómo se amalgaman los flujos de producción y distribución de commodities agrícolas a nivel global con los regímenes energéticos y los regímenes de guerra.
Lugares en donde había abundancia de agua y de peces, hoy tienen monocultivos de soya o palma, lugares en donde se cultivaban semillas diversas hoy sólo tienen maíz transgénico o vacas. El hambre y sus soluciones huelen a selva quemada, la guerra en Colombia tiene unas notas amargas de Bienestarina. Ese olor y ese sabor se ha venido cocinando desde el periodo estudiado en el libro Taste of War. En los albores de la segunda guerra mundial la escasez de alimentos pasó de ser un asunto fisiológico a ser un problema económico y geopolítico[1]. Los Estados, las nuevas ciencias de la nutrición, los planificadores del desarrollo y el agronegocio, se han ido ensamblando y han creado conocimientos, estadísticas, indicadores y diversas técnicas para articular la gestión de las carencias energéticas y nutricionales de las poblaciones con la gestión de los regímenes agroalimentarios. Todo esto se ha “normalizado” y materializado en nuevos paisajes: en diseños necro-políticos de territorios y de corporalidades ¿dónde y cómo se producen los alimentos que necesitan los cuerpos para mantenerse “nutridos” o para que no mueran de hambre? ¿quién define qué necesitan esos cuerpos y esas poblaciones? Hay múltiples alternativas para solucionar el problema del hambre en este mundo distópico que se nos ha impuesto como realidad. Para algunos movimientos indígenas, negros, campesinos y agroecológicos, el entender cómo se produce la guerra y cómo se racializan estas geografías no sólo ayudará a terminar con el hambre sino a recuperar el manejo holístico de los sistemas alimentarios, de los sistemas de vida; por ejemplo, a revitalizar el Suma Manq’aña (el Saber Comer), principio básico del Buen Vivir de varios pueblos originarios de América Latina.
[1] Para ampliar ver: Salay Leme, Adriana (2021) “Josué de Castro and the metamorphoses of hunger in Brazil, 1932-1946”. Pohl-Valero Stefan & Vargas Domínguez Joel (2021) “El hambre de los otros: ciencia y políticas alimentarias en Latinoamérica, siglos XX y XXI”.
Referencias
Acción por la diversidad (2020). Atlas del agronegocio transgénico en el Cono Sur: monocultivos, resistencias y propuestas de los pueblos. 1a ed. ilustrada. https://www.biodiversidadla.org/Atlas
ANDI, ABACO & Fundación Éxito (2019). Línea base de la situación alimentaria y nutricional de la niñez en Colombia, 2019.
Collingham, Lizzie (2012). Taste of War: World War II and the Battle for Food. New York: Penguin Press, 2012.
DANE (2021). Encuesta Pulso Social (EPS).
ICBF (2015). Encuesta de la Situación Nutricional de Colombia.
ICBF (2022). ICBF garantiza la producción de Bienestarina en los próximos seis años. https://www.icbf.gov.co/noticias/icbf-garantiza-la-produccion-de-bienestarina-en-los-proximos-seis-anos
FAO & PMA (2022). Hunger Hotspots. FAO-WFP early warnings on acute food insecurity: February to May 2022 Outlook. Rome. https://doi.org/10.4060/cb8376en
Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS). https://fcds.org.co/
Heinrich Böll Stiftung (2018). Atlas del Agronegocio: Datos y hechos sobre la industria agrícola y de alimentos. https://cl.boell.org/es/2018/11/16/atlas-del-agronegocio-datos-y-hechos-sobre-la-industria-agricola-y-de-alimentos
Pohl-Valero, Stefan & Domínguez, Joel Vargas (2021). El hambre de los otros: Ciencia y políticas alimentarias en Latinoamérica, siglos XX y XXI. https://editorial.urosario.edu.co/gpd-el-hambre-de-otros.html
Presidencia de la República de Colombia (2020). La Gran Alianza por la Nutrición cumple su primer año de trabajo por una causa nacional. https://id.presidencia.gov.co/Paginas/prensa/2020/La-Gran-Alianza-por-la-Nutricion-cumple-su-primer-anio-de-trabajo-por-una-causa-nacional-200305.aspx
Roa-Clavijo, Felipe (2021). The Politics of Food Provisioning in Colombia. Agrarian Movements and Negotiations with the State. Routledge Taylor & Francis Group. https://www.routledge.com/The-Politics-of-Food-Provisioning-in-Colombia-Agrarian-Movements-and-Negotiations/Roa-Clavijo/p/book/9780367649777
Salay-Leme, Adriana (2021). Josué de Castro and the metamorphoses of hunger in Brazil, 1932-1946. Revisão Historiográfica. Hist. cienc. saude - Manguinhos 28 (4). Oct-Dec 2021. https://doi.org/10.1590/S0104-59702021000400010
Una versión de este texto fue publicada en el Periódico de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), el 11 de marzo de 2022. Ver: http://unperiodico.unal.edu.co/index.php?id=33&L=1&tx_news_pi1%5Bnews%5D=3613&tx_news_pi1%5Bcontroller%5D=News&tx_news_pi1%5Baction%5D=detail&cHash=2c77c06d06db815ddf387e0b83f239b5
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